DE QUEVEDO, FRANCISCO
Quevedo había cumplido ya 55 años cuando en 1635 decidió publicar suensayo Defensa de Epicuro contra la común opinión, una declaración deintenciones en Defensa de la felicidad. Aunque nunca fue un pensadorsistemático, en toda su obra late un impulso filosófico apoyado en eltriunfo de la razón que propugnaban los estoicos. Con su alegato enfavor de Epicuro da todavía un paso más y entiende que el principalpropósito de la vida es lo placentero. Consciente de que este apoyopudiera granjearle la hoguera con que la Iglesia calentaba a losherejes, el gran poeta satírico del Siglo de Oro cristianiza las tesis del filósofo griego. Atempera los aspectos menos asumibles para ladoctrina cristiana, como la mortalidad del alma, y subraya la mesura y frugalidad, en la línea de los humanistas italianos, una visiónabsolutamente novedosa para su tiempo, que, al igual que su prosa,resulta sobresaliente.