OSSENBLOK, KIM
El sector del café de especialidad está creciendo exponencialmente. Lo que pagamos por consumir una buena taza de café se ha multiplicado en muy poco tiempo, pero ¿qué es lo que agrega valor al café ¿Qué diferencia un café convencional de uno certificado o especial ¿Por qué pagamos más por su origen, su historia, sus certificaciones, sus medallas, sus procesos, su inocuidad y su durabilidad Hay dos maneras de analizar, valorar y disfrutar el café: desde el hemisferio izquierdo -con lo racional- y desde el hemisferio derecho -a través de los sentidos-. Cuando tomamos café de forma sensible, decidimos unir los dos hemisferios y conectar con los siete sentidos: el oído, para escuchar su historia; la vista, para ver su aspecto físico; el olfato, para oler sus fragancias; el gusto, para saborear su dulzura; el tacto, para sentir su textura; la propiocepción, para ubicarnos; y la interocepción, para expresar sus efectos. El oído y la vista representan el café convencional y el certificado. En conjunto con el olfato, gusto y tacto, definen el café de especialidad. Sumando la propiocepción y la interocepción, define