CLARK, CHRISTOPHER
Pocos momentos hay más emocionantes y aterradores en la historia europea que la primavera de 1848. Como por arte de magia, en una ciudad tras otra, de Palermo a París, pasando por Venecia, enormes multitudes se reunieron, a veces pacíficas y a veces violentas, y el orden político que había prevalecido desde la derrota de Napoleón simplemente se derrumbó.